Como testigo y heredero de la rica historia que se sigue escribiendo sobre la vida de Telmo Luis Pardo Novoa y después de haber recorrido durante largos años los distintos escenarios por donde transitó este legendario Caballero de los Andes, Justiciero de los Pobres como cariñosamente se le recuerda, a los 104 años de su muerte saludo y revaloro sus sueños de justicia social y de hermandad con los más necesitados.
La trascendencia de su vida ha sobrepasado el tiempo y las fronteras de nuestra patria, quedando atrás las difamatorias crónicas policiales alimentadas por sus enemigos y verdugos. Los años se han encargado de mostrarnos la pureza de sus intenciones y sus ideales de igualdad y libertad.
El Rayo, el Trueno, divinidades del territorio del Yarupaja, Pacarina sagrada de sus antepasados se encargaron de moldear su carácter y espíritu y sensibilizaron su corazón hacia estos nobles ideales.
Orgullo de Chiquián “Espejito del cielo”, nuestra tierra natal que lo ha proclamado Héroe popular constituye un símbolo de valentía, rebeldía y justicia social de los pueblos olvidados de nuestro país. Grabado está su nombre en el duro granito de su tumba, en el bronce de su escultura, en la blancura del Yerupaja y en el rojo corazón de su gente a la que amaba profundamente y con quienes se identificó plenamente sin claudicar jamás.
Desde muy niño fui testigo de las primeras entrevistas de Don Alberto Carrillo Ramírez indagando sobre la vida de este legendario personaje, escuchaba con mucha atención los testimonios de Doña Leonarda Orduña, Gregoria Barba. Vicenta Barba, Fanor Alva, Mario Reyes entre otros, quienes dieron fe de algunas de las correrías y hazañas de este singular hombre que se alzó contra los gamonales y combatió la prepotencia del poder estatal con valentía y coraje inmolando su vida por los nobles ideales de justicia y hermandad con los campesinos y artesanos así como con los menesterosos, niños y ancianos desamparados, encarcelados, etc.
Los pueblos de la actual Provincia de Bolognesi en Ancash, Huallanca, La Unión, Llata en Huánuco, el Callejón de Huaylas, el Callejón de los Conchucos, Pativilca, Barranca, Supe, Lima e Iquique en Chile, entre otros tantos pueblos que visitó fueron los escenarios donde se desenvolvió parte de la azarosa vida de este genial protagonista de la historia popular ancashina, inspiración de bardos y poetas quienes han plasmado en bellas composiciones como valses, huaynos, yaravíes y poemas, sus andanzas haciendo crecer la leyenda sobre su existencia y agigantando su sombra poderosa.
Asimismo inspiró la mente y pluma de los más lúcidos y connotados intelectuales de la época como Abelardo Gamarra “El Tunante” quien publicó en su Semanario Integridad, el 23 de enero de 1909 su “Canto a Luis Pardo”. Asimismo, Jorge Basadre, Enrique López Albújar, Ciro Alegría. Aurelio Miroquesada, José Torre Vidaurre, José Varallanos, Carlos Manuel Verau, Arturo Aranda, Manuel Reyna Loli, José Ruiz Huidobro, Niko Cisneros, Víctor Zapata, Melchor Albornoz, Walter Ventosilla y más recientemente Oscar Colchado Ventosilla, José Antonio Salazar, Aureo Sotelo, Filomeno Zubieta entre otros, quienes le han dedicado páginas enteras en las que revaloran su memoria.
En busca de sus huellas he recorrido los lugares por donde transitó y recopilado los testimonios heredados de personajes con los que convivió, compartió y combatió hace más de cien años, entre los cuales con modesto orgullo me incluyo por ser familiar directo ya que mi abuelo Don Alejandro Aldave Novoa. fue primo hermano de Luis Pardo Novoa y los familiares de mi abuela Doña María Reyes Barba, protagonistas reales con quienes compartió momentos en Cachilpayoc, fundo de mis abuelos, dos días antes de su inmolación en el Río Tinco en Cajacay.
Mi homenaje en esta fecha es dar a conocer y promocionar los verdaderos escenarios de nuestra provincia en los que transcurrió su vida, Chiquián, su tierra natal, el monumento que perenniza su memoria en la entrada de la ciudad, el mausoleo donde reposan sus restos, su Fundo Pancal donde aún quedan algunos de sus enseres personales, las localidades de Huasta, Aquia, La Pampa de Lampas, Cachilpayoc y Cajacay, cuyas imágenes se encuentran plasmadas en el video documental, “Los caminos de Luis Pardo”, elementos suficientes para consolidar el circuito turístico en la zona con este mismo nombre.